APLICACIONES: Engranajes

Componentes y mecanismos

Las transmisiones por engranajes mediante ruedas dentadas permiten una gran precisión en la relación de transmisión que se puede alcanzar frente a otros tipos de transmisiones. Además, la utilización de materiales de gran dureza superficial y rigidez permiten transmitir pares elevados de fuerza a velocidades de giro elevadas, conservando a la vez constante la relación de transmisión.

Los engranajes rectos son muy adecuados cuando se requiere transmitir el movimiento de un eje a otro paralelo y cercano. Si lo que se requiere es un funcionamiento más silencioso, que transmita menores cargas dinámicas a los cojinetes de apoyo y que puedan funcionar a mayores rangos de velocidad, es mejor utilizar engranajes helicoidales. Por otro lado, si el movimiento a transmitir es entre ejes cruzados o perpendiculares, entonces lo recomendable es usar engranajes cónicos.

Como contrapartida, dado que la transmisión por engranajes se basa en el contacto directo entre superficies de los dientes de la rueda conductora y la conducida, se generan pérdidas por rozamiento en forma de calor (el engranaje se calienta), por lo que se hace necesario emplear lubricantes que envuelvan el contacto entre los dientes. De esta manera, empleando el lubricante adecuado podemos conseguir reducir el rozamiento entre superficies y disipar el calor generado.

La principal función de un lubricante para engranajes es reducir la fricción entre los dientes del engranaje y de esta forma disminuir el desgaste resultante. Esto se puede conseguir mediante la formación de una película delgada de fluido que mantiene separadas las superficies de trabajo.

La viscosidad es la propiedad más importante de un lubricante para engranajes y debe ser suficientemente alta como para mantener el espesor de la película de aceite entre los dientes del engranaje. En general, cuanto más alta sea su viscosidad, más fácilmente se puede conseguir este objetivo. No obstante, existen otros condicionantes que deben ser tenidos en cuenta. Dado que un lubricante para engranajes, además de éstos, también lubrica los cojinetes que soportan los ejes de las ruedas de los engranajes, un incremento en la viscosidad del lubricante puede causar una pérdida de potencia en la medida en que los engranajes y los cojinetes que los soportan están sujetos a un incremento en el arrastre. Es vital, por tanto, calcular bien la viscosidad a emplear en estos casos.

XICAPAM ofrece lubricantes de última generación que se adaptan a los efectos de la centrifugación de las zonas de contacto y soportan tanto las extremas presiones como las altas temperaturas que se producen en estos equipos.

Disponen de una excelente resistencia a la oxidación, a la contaminación por agua y al envejecimiento. Esto posibilita intervalos de cambio de aceite más largos; dependiendo de las condiciones de operación, se pueden conseguir intervalos de cambio de aceite tres veces más largos que con los lubricantes convencionales, reduciendo los costes operacionales, de mantenimiento y de desecho y permitiendo una mayor vida útil de los equipos.

Su bajo coeficiente de fricción permite una alta eficiencia y un bajo consumo de energía. En cuanto a su alta protección frente al micropitting, cuentan con una alta capacidad de carga que permite una larga vida útil de los engranajes.

Están disponibles también para equipos de alta exigencia, como cajas de cambios en coches de competición, diferenciales con mecanismo autoblocante, etc. Cuentan con una altísima capacidad de carga, lo que evita alteraciones de la película lubricante, incluso bajo cargas de impacto, lo que garantiza protección frente al gripado.

Disponemos de lubricantes de engranajes a base de polialquilenglicol (PAG) y una equilibrada combinación de aditivos que garantizan sus altas prestaciones. Aportan un grado de protección mucho más alto a los ejes motrices que los aceites para engranajes a base de aceite mineral convencionales. Su aplicación conlleva un potencial ahorro de combustible. Son solubles en agua y están exento de cloro, plomo y azufre. Gracias a su alta estabilidad térmica, se pueden usar a temperaturas que superan los 200 ºC.

Este tipo de lubricantes no se puede mezclar con aceites sintéticos a base de aceites minerales o hidrocarburos, pero son compatibles con los materiales de sellado de uso más habitual.