Lubricantes industriales: Grasas
Las grasas son la opción adecuada cuando el lubricante debe permanecer en el punto de fricción. Además de proporcionar una buena lubricación, protegen el punto de fricción contra las influencias externas como las salpicaduras de agua, la humedad, la contaminación, la corrosión y el desgaste.
La grasa lubricante es un material semifluido formado por un agente espesante, un aceite base y una serie de aditivos. Los componentes y la base de la grasa dependen de las aplicaciones a las que se destinará la misma. Normalmente está compuesta por un aceite base que puede ser mineral, vegetal o sintético (75-96%), por un espesante de jabón metálico simple o compuesto, de base jabonosa o bien espesantes inorgánicos (3-25%) y, por último, aditivos elegidos en función de la aplicación (0-10%).
Las grasas pueden formar una película lubricante lo suficientemente resistente como para separar las superficies metálicas y evitar el contacto metal-metal (reduciendo la fricción y el desgaste). Son capaces de permanecer retenidas en el punto de engrase protegiendo los mecanismos frente a la corrosión. Tienen además propiedades de sellado (evitando que entre el agua u otros contaminantes). Cuando están bien elegidas, resisten cambios estructurales o de consistencia y también resisten al centrifugado y la pérdida de fluido.
Composición
- aceite base que puede ser mineral, vegetal o sintético 75-96%
- espesante de jabón metálico simple o compuesto, de base jabonosa o bien espesantes inorgánicos 3-25%
- aditivos elegidos en función de la aplicación 0-10%
Son la elección adecuada cuando existen condiciones extremas (temperatura, presiones, cargas, velocidades…) y cuando se desea reducir la frecuencia de relubricación.